Por años, el nombre de Alister “Yellow” Douglas ha flotado en el misterio que rodea la desaparición de Amy Lynn Bradley, una joven de 23 años que desapareció sin rastro durante un crucero por el Caribe en marzo de 1998. La historia, que vuelve a estar en el radar gracias al documental de Netflix Amy Bradley Is Missing, apunta a varios testigos, rumores de avistamientos y varias preguntas sin respuesta.
Pero claro, la figura más misteriosa en el caso es Yellow Douglas, el músico que supuestamente fue visto bailando con Amy horas antes de que desapareciera. Hoy, más de dos décadas después, Douglas ha salido del anonimato con una vida que nadie habría imaginado.
El músico de pelo amarillo que se cruzó con Amy
En aquel entonces, Douglas era bajista de una banda llamada Blue Orchid, que tocaba en vivo a bordo del crucero Rhapsody of the Seas. Era conocido por su energia y, claro, por su pelo teñido de amarillo (de ahí el apodo). Testigos lo vieron bailando con Amy en el club nocturno del barco y algunos incluso afirmaron haberlos visto juntos en la cubierta en la madrugada.
Aunque el FBI lo investigó, lo hizo pasar a un detector de mentiras (que pasó, según reportes) y lo entrevistó múltiples veces, Douglas nunca fue acusado formalmente. Y con el tiempo, simplemente desapareció del radar.
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¿Dónde está hoy Alister Douglas?
La respuesta llegó en 2024, cuando el periodista de crimen real James Renner lo encontró en un lugar inesperado, una comunidad montañosa en Granada, donde Douglas ahora es reverendo y practica exorcismos. Sí, exorcismos.
En una entrevista publicada en el canal de YouTube de Renner, Douglas cuenta que tras su set musical aquella noche, Amy se le acercó y le dijo que tocaba saxofón, que su papá era gerente de seguros y que la había obligado a tomar ese viaje tras descubrir que era gay (algo que la familia ha negado). También menciona que la última vez que la vio fue justo antes de la 1:00 am, cuando regresaba a las zonas del staff, contradiciendo a tres testigos que aseguraron verla con él alrededor de las 5:30 am.
Horas después, según su historia, un gerente del hotel del barco lo despertó para preguntarle si tenía una mujer en su habitación. “Lo prohibían, era parte de las reglas”, recuerda. Douglas lo negó, y fue entonces cuando le informaron que Amy estaba desaparecida.
“Perdí muchas oportunidades por esto”, dice ahora. “Buscaban mi nombre en Google y automáticamente pensaban que tenía algo que ver con una chica desaparecida. Perdía contratos. Pero la verdad, por más que tarde, siempre sale a la luz”.
¿Y Amy?
Aunque ha habido supuestos avistamientos en lugares como Curazao, Barbados y hasta California, Amy sigue oficialmente desaparecida. En 1999, su familia demandó a la naviera Royal Caribbean, pero el caso fue desestimado. Aún así, nunca han perdido la esperanza.
El documental evita tomar partido sobre quién o qué fue responsable, pero ofrece un espacio para que la familia haga un llamado a la audiencia: seguir buscando, seguir creyendo.
¿Qué pasó realmente aquella madrugada en 1998? Nadie lo sabe. Pero el caso, gracias a Netflix y a los giros inesperados como la reaparición de Yellow, vuelve a ser parte de la conversación. Y quizás, eso sea justo lo que su familia necesita para finalmente tener respuestas.
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