Nuestra opinión sobre la polémica del álbum de Sabrina Carpenter
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Nuestra opinión sobre la polémica del álbum de Sabrina Carpenter

Por si pensabas que este iba a ser otro verano tranquilo con “Espresso” de fondo, Sabrina Carpenter acaba de recordarnos que el pop también puede incomodar. La polémica comenzó con la portada de su próximo álbum, Man’s Best Friend, donde la vemos en minivestido negro, en pose felina, acariciando la pierna de un hombre anónimo mientras él le toma el pelo. ¿Resultado? No precisamente aplausos.

En Instagram, los comentarios iban de “esto es degradante” a “decepción total”, mientras en X, los debates se pusieron aún más densos. Algunos usuarios acusaron a Sabrina de “traicionar al feminismo” y de “vivir en el male gaze”. Otros aseguraron que ella nunca ha sido “para las chicas”, sino una femme fatale disfrazada de feminista.

¿El delito? Ser sexy a los 26 años. Y no pedir perdón por ello.

Una generación que pide autenticidad… pero no demasiada

Sabrina Carpenter ha construido su carrera mezclando humor y desamor en sus letras, y mostrando una imagen segura y abiertamente sexual, sin dar explicaciones. Así, se ha ganado un lugar propio en el nuevo pop femenino. No intenta ser una girlboss ni una víctima del amor: canta sin pena sobre tipos mediocres, dramas personales y sexo. 

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En su reciente entrevista con Rolling Stone, la cantante fue clara: “Es gracioso cuando se quejan. Dicen, ‘solo canta sobre eso’. Pero ustedes hicieron virales esas canciones. Claramente aman el sexo. Les obsesiona. En mi show. Hay muchos más momentos que las posiciones de ‘Juno’, pero son esos los que suben cada noche y comentan. No puedo controlar eso”. 

¿De verdad fue para tanto? Lo que pensamos sobre la portada de Man’s Best Friend
@sabrinacarpenter

Ese es el punto: lo que incomoda no es el contenido en sí, sino la libertad con la que Sabrina lo maneja. Lo suyo no es empoderamiento tipo eslogan, sino una versión moderna de la seducción exagerada, medio caricaturesca. Un personaje entre Betty Boop y femme fatale, que usa el humor y el deseo para hablar de su mundo interior.

Y lo que ese mundo refleja, al final, no es provocación por sí misma. Es ironía. Es vulnerabilidad. Es una burla elegante a la doble moral que todavía existe cuando una mujer joven explora su sexualidad en público.

En defensa a la portada de Man’s Best Friend

Sí, la portada de Man’s Best Friend puede leerse como sumisa o provocadora, pero también tiene referencias visuales a retratos clásicos como los de Jane Birkin y Serge Gainsbourg. No es sólo shock; hay intención. Y, sobre todo, hay ironía.

“Estoy haciendo lo de tener 25 años, lo que sea que eso signifique”, dijo a Rolling Stone. Y en eso, sin quererlo, nos está recordando algo clave: a veces ser joven, libre y contradictoria es más revolucionario que cualquier eslogan feminista.

Lo cierto es que nada de esto es nuevo. Madonna lo hizo. Britney lo hizo. Mujeres que fueron hipersexualizadas y juzgadas mientras usaban su imagen para hablar de deseo, libertad y contradicción. Provocadoras, sí, pero también profundamente conscientes del sistema en el que jugaban. Lo de Sabrina no es escándalo ni revolución: es parte de una larga tradición de popstars que entienden que el poder femenino no siempre se ve como quisiéramos.

Entonces, la pregunta no es si ella está haciendo retroceder el feminismo cien años. Es si nosotras lo estamos haciendo cada vez que reducimos a una mujer compleja, joven y talentosa a una pose. Quizá la regresión no viene de su portada. Viene de nuestro miedo a que una mujer disfrute de ser vista… y no se disculpe por ello.

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