Oona Chaplin es parte de la historia del cine simplemente por su nombre, pero ahora, con su papel en Avatar: Fire and Ash, es también parte de su futuro. La actriz interpreta a Varang en la tercera entrega de esta serie que ha roto paradigmas sobre lo que es la actuación, y pudimos platicar con ella acerca de su experiencia.
Nacida en Madrid e hija de Geraldine Chaplin y del cineasta chileno Patricio Castilla, Oona habla perfecto español, así que nuestra conversación se sintió súper íntima y cercana. Aquí lo que nos dijo sobre ser parte del clan Mangkwan, que hace su primera aparición en esta cinta.
Oona Chaplin es Varang en Avatar: Fire and Ash
Tu papel en la película se anunció en 2017, ¿cómo han sido estos 8 años de espera para que el público ya pueda conocer esta historia?
Mi vida ha cambiado dramáticamente en ese tiempo: soy madre, tengo marido, estoy viviendo en otro lugar… ahora finalmente mis amigos van a saber que no les estaba engañando, sí trabajé en Avatar.
Poder ser parte de este proyecto y haber trabajado con estos genios, con esta familia de Avatar, ha sido uno de los momentos más tiernos, inspiradores y reveladores de mi vida. Entonces estoy muy orgullosa de poder compartir esta historia con el mundo.
Precisamente este cast lleva mucho tiempo trabajando en familia, ¿cómo fue unirte a ellos?
Las dinámicas de trabajo ya están muy establecidas y eso me dio seguridad, además de que cada persona es lo mejor, desde Jim hasta Zoe, que ya es como una hermana; Sam que es el héroe del set, y todos los técnicos, el crew… todos son muy buena onda, así que fue muy fácil porque es un ambiente de seguridad, cariño y apoyo.
Has hablado de que meterte a tu personaje fue un poco complicado ¿Nos puedes hablar un poquito de esa parte?
Varang es una líder feroz y sexy, con una convicción y una energía enormes que fueron un reto para mí. Yo soy la típica persona que se la pasa pidiendo perdón, como ‘no, no se preocupen por mí, ¿quieren algo?’. Tener que cambiar mi energía fue todo un viaje, tuve que trabajar todos los días para subirme la vibra, pero aprendí mucho sobre mí y mi confianza, sobre ocupar espacio. La amo mucho pero es una persona complicada.

¿Qué aporta ella como personaje a esta historia como ya la conocíamos con las dos películas anteriores?
Aporta una complejidad que es nueva, porque es parte de un clan que tuvo un desastre natural y se cortó su conexión con Eywa. Sufrieron un gran trauma y Varang, en vez de intentar sanarlo, usó esa energía de la tristeza y desesperación como combustible. En su visión, ha encontrado un poder mayor.
Las personas de su clan no son como los otros Na’vi, son personas con mucho poder y son puro fuego. Yo creo que son más similares a las personas que vemos todos los días cuando prendemos un noticiero.
Cuéntanos sobre la experiencia de verte en la pantalla y de este proceso de filmación tan diferente
Fue increíble porque a pesar de que mi personaje es físicamente muy diferente a mí, soy yo. Me veo en los gestos, la voz, hasta la forma de respirar y mover los ojos. Con esta tecnología lo que logran es como un maquillaje digital.
Es flipante, porque soy yo y no soy yo, pero soy yo…

¿Qué fue lo que más te sorprendió de la filmación?
La libertad que nos da a los actores, es como actuar pero en esteroides, porque elimina las limitaciones de un set, las cosas que normalmente interrumpen tu proceso desaparecen y las posibilidades se vuelven infinitas. Es un close-up el 100% del tiempo, puedes hacer lo que sea, pero tienes que imaginarlo todo y entregarte enteramente al proceso. Se vuelve como jugar en el recreo en el colegio o hacer teatro minimalista.
Tengo tantas ganas de trabajar más así, es un gran lujo para para los actores.
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