El final de Materialists nos dejó confundidas… ¿y enojadas?
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El final de Materialists nos dejó confundidas… ¿y enojadas?

Por un segundo pensamos que Materialists sería solo otra rom-com aspiracional, con cenas en rooftops, vestidos espectaculares y Pedro Pascal en traje (gracias por eso). Pero Celine Song, la directora, tenía otros planes. Si Past Lives nos rompió el corazón con nostalgia existencial, Materialists nos lanza una pregunta que muchas comedias románticas evitan: ¿y si el amor también tuviera precio?

Al final, no hay besos bajo la lluvia ni promesas de “para siempre”. Lo que tenemos es a Lucy (Dakota Johnson) eligiendo a su exnovio “pobre” por encima del multimillonario que literalmente le ofrecía el mundo. ¿El mensaje? El amor verdadero es más importante que la estabilidad económica. Y aquí es donde muchas espectadoras levantaron una ceja.

El final de Materialists nos dejó confundidas... ¿y enojadas?

De amor no se vive

El término que ha empezado a rondar en redes sociales es Broke Man Propaganda o propaganda del hombre en quiebra. ¿Por qué? Porque el final de la peli pareciera castigar a las mujeres que aspiran a una vida con lujos, estabilidad y… ¿Qué tiene de malo eso?

Lucy, una matchmaker de élite en Nueva York, corta con John (Chris Evans) porque vivir al día los está destruyendo. Tiempo después conoce a Harry (Pedro Pascal) y, aunque al principio duda, termina enamorándose. Pero cuando llega el momento de elegir al “amor verdadero”, Materialists plantea que debe quedarse con el hombre sin dinero. 

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Lo que nos dejó el final de Materialists

¿Por qué? ¿Para que los hombres que ven la película se sientan mejor con sus carencias? ¿O para enseñarles a las jóvenes que el amor es más importante que la estabilidad, y que si tu novio aún duerme en el sillón de su mamá, tal vez tú puedes “arreglarlo”?

Volver con alguien que no podía ofrecerle una vida estable bajo la idea de que “el amor lo puede todo” no es consuelo para muchas mujeres, sino una forma de castigo disfrazado de romanticismo. 

¿Romántico o retrógrada?

Esta no es la primera vez que el cine nos dice que una mujer “de verdad” debe elegir al hombre con sentimientos, no al que puede pagarle la renta. Nos recuerda a Sweet Home Alabama, cuando Reese Witherspoon dejó a un Patrick Dempsey millonario, amable, guapo y completamente enamorado, además de su vida en Nueva York, para volver con un ex que vive en Alabama y con quien ya no tiene nada en común. Más que romántico, es una narrativa que desvaloriza el esfuerzo profesional y emocional que implica construir una vida propia.

La crítica al final de Materialists no es porque “las mujeres solo quieren dinero”, sino porque estamos hartas de ver historias que romantizan la insuficiencia emocional y financiera como si fueran pruebas de amor verdadero. Especialmente en una sociedad que históricamente nos ha hecho depender económicamente de los hombres y luego nos culpa por querer seguridad.

Odiamos el final de Sweet Home Alabama

Justicia para Patrick Dempsey y Pedro Pascal

La verdadera pregunta es: ¿a cuántas mujeres se les permite elegir el amor por encima del dinero sin poner en riesgo su bienestar? La independencia financiera es todavía un lujo, y pedirle a las mujeres que renuncien a ella por una historia de amor suena… desconsiderado, en el mejor de los casos. 

Como bien dijo Amy March en Little Women de Greta Gerwig: “No te sientes ahí y me digas que el matrimonio no es una propuesta económica, porque lo es. Puede que no lo sea para ti, pero sin duda lo es para mí.”

Materialists no es una mala película. De hecho, es brillante en cómo nos obliga a pensar en las contradicciones de quererlo “todo”. Pero si su intención era celebrar el amor sin condiciones, terminó recordándonos las condiciones que muchas no podemos ignorar.

Porque claro, todas queremos elegir al “pobre con corazón” cuando no tenemos que preocuparnos por pagar la renta. Pero mientras tanto, ¿nos pueden dejar de hacer sentir culpables por también querer a Pedro Pacal?

El final de Materialists y la fantasía de arreglar al hombre sin dinero

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