Si pensabas que A Star Is Born fue solo un momento dorado en la carrera de Lady Gaga, prepárate para escuchar lo que realmente estaba pasando detrás de cámaras. En una nueva entrevista para Rolling Stone, la cantante de “Mayhem”, de 39 años, habló como nunca antes sobre su salud mental y reveló que durante la filmación de la película con Bradley Cooper, vivió una crisis mental.
“Hice A Star Is Born mientras tomaba litio”, confesó Gaga. “Hubo un día en que mi hermana me dijo: ‘Ya no veo a mi hermana’. Y cancelé la gira. Terminé en el hospital recibiendo atención psiquiátrica. Me desplomé por completo.”
El litio es un medicamento que se utiliza para tratar trastornos como el bipolar, ya que ayuda a estabilizar el ánimo y controlar los episodios de manía o depresión. En su caso, fue una herramienta temporal para mantener el equilibrio mientras todo a su alrededor y dentro de ella, parecía desmoronarse.
La crisis mental que nadie vio venir
En retrospectiva, todo parece casi imposible de imaginar: Gaga venía de presentarse en el Super Bowl, lanzar Joanne y arrancar una gira mundial… mientras filmaba una película que le daría el Oscar. Pero entre tanto ruido, su mente empezó a quebrarse.
Durante su Joanne World Tour, en 2017, sufrió lo que describió como un colapso psicótico. “Había días en los que no podía hacer nada. Fue aterrador. Hubo un momento en el que no pensé que podría mejorar”, contó.
Gaga explicó que la presión, el ritmo de trabajo y el peso de la fama la llevaron a su límite. “Me siento muy afortunada de estar viva. Sé que suena dramático, pero sabemos cómo pueden terminar estas historias”, dijo con brutal honestidad.
El amor que la salvó
En medio de la oscuridad, Gaga encontró algo (o más bien, a alguien) que la ayudó a reconstruirse: su prometido Michael Polansky. “Estar enamorada de alguien que se preocupa por la persona real que soy cambió todo”, contó. “Cuando no sabes ni cómo ser tú misma con nadie, amar a alguien así te enseña de nuevo a existir.”
Hoy, dice sentirse “una persona sana y completa”, y su nuevo álbum Mayhem es prueba de ello, siendo un regreso al caos creativo, pero desde un lugar de paz.
Hoy, Gaga ya no busca el vértigo que antes la impulsaba. “Ya no soy adicta a la adrenalina. Antes amaba esa sensación… pero ahora, en cada show, todavía tengo que hablarme a mí misma durante 90 segundos para evitar un ataque de pánico”, confesó.
¿Su salvación? El ritual. “La práctica de ser yo misma me salva. Cada célula en mi cuerpo me recuerda: tú sabes qué hacer.”
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