Algunas historias de amor simplemente se quedan contigo. Y la de Stevie Nicks y Lindsey Buckingham, además de ser una de las más intensas del rock, es también una de las más comentadas, versionadas y cantadas. Literalmente. Se conocieron en la preparatoria, formaron una banda, se enamoraron, cortaron…y siguieron compartiendo escenario por décadas como si nada. Bueno, como si nada es un decir.
Si alguna vez escuchaste “Dreams”, “Go Your Own Way”, conoces ese icónico video de Stevie mirándolo directo a los ojos mientras canta “Silver Springs” o viste Daisy Jones & the Six ya sabes de qué estamos hablando. Si no, prepárate para una historia con guitarras, heartbreak, venganza musical y ¿quizá? una reconciliación.
Del amor al escenario
Stevie y Lindsey se conocieron en Atherton, California, cuando iban a la misma escuela. Unos años después, ya más metidos en la música, formaron parte de una banda llamada Fritz. Ella cantaba. Él tocaba. Y eventualmente… se gustaron.
Después de dejar la universidad para perseguir su sueño musical, Stevie y Lindsey lanzaron un álbum como dúo en 1973: Buckingham Nicks. No tuvo el éxito que esperaban, pero una canción, “Frozen Love”, llamó la atención de Mick Fleetwood, quien los invitó a unirse a su banda. Eso marcó el inicio de Fleetwood Mac tal como lo conocemos.
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Nicks no era solo “la novia de”. Tenía canciones propias, una presencia escénica hipnotizante y una capacidad poética que se volvió parte esencial del sonido de la banda. Juntos grabaron Fleetwood Mac (1975) y Rumours (1977), dos álbumes que definieron una era… mientras su relación personal se derrumbaba backstage.
El breakup que todos escuchamos
En 1976, la pareja terminó oficialmente, pero no se separaron creativamente. Todo lo contrario: transformaron su ruptura en canciones que se convirtieron en himnos de desamor. Lindsey escribió “Go Your Own Way”, una especie de reclamo crudo y amargo. Stevie respondió con “Dreams”, una balada etérea pero igual de punzante. Dos versiones de una misma historia, y dos clásicos que aún hoy suenan con fuerza.
Pero no todo se quedó en las letras. Nicks siempre dejó claro que no le gustaba cómo fue retratada en la canción de Buckingham. “Cada vez que escuchaba la frase shacking up’s all you wanna do, quería matarlo”, dijo en una entrevista con Rolling Stone, insultada por hacer al público pensar que lo único que quería hacer era estar con otros hombres. Claramente, la tensión nunca desapareció del todo.
“Silver Springs” y la venganza más elegante
Entre todas las joyas emocionales de Stevie Nicks, “Silver Springs” merece mención especial. Fue escrita justo después de la ruptura, pero quedó fuera del álbum Rumours, lo que la dejó devastada.
Décadas después, durante la gira de The Dance en 1997, Nicks le cantó la canción directamente a Buckingham en una de las performances más icónicas (y virales) del rock. Con una sola mirada, dijo más que mil entrevistas.
El último adiós… ¿o no?
Aunque tuvieron varios reencuentros en el escenario, las fricciones nunca desaparecieron del todo. En 2018, Buckingham fue expulsado de la banda. Él aseguró a People que fue por culpa de Stevie, ella, por su parte, dijo que simplemente se retiró de una dinámica tóxica. Lo cierto es que desde entonces, no han vuelto a tocar juntos. Pero como buen drama rockero, el capítulo final todavía no está escrito.
En julio de 2025, los fans entraron en modo detective cuando ambos compartieron en Instagram frases de “Frozen Love”, la canción que los unió hace más de 50 años. Primero Nicks publicó: “And if you go forward…”. Después, Buckingham contestó: “I’ll follow you there.”
¿Mensaje secreto? ¿Una reunión en camino? Nadie sabe, pero todos estamos mirando (y gritando internamente)
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