En Hollywood, la historia suele repetirse, dos actrices exitosas, en la cima de su carrera, y una industria más que dispuesta a compararlas. Pero Sandra Bullock y Jennifer Aniston decidieron no entrar en ese juego.
En la portada de la edición de septiembre de Vanity Fair, dedicada a Aniston, Bullock recordó cómo comenzó su amistad hace 15 años, a pesar de que todos les decían que “no se suponía que fueran amigas”.
Sandra contó: “Venimos de una época en la que nadie quería que las mujeres fueran amigas; todo era competencia. Nos decían que no debíamos respetarnos ni apoyarnos”, dijo la actriz.
La historia de amistad entre Aniston y Bullock
¿Cómo se hicieron amigas? Pues la historia empieza en la boda de un amigo en común. Entre brindis y risas, las dos se dieron cuenta de que había una conexión instantánea. “Fue como: ‘¡Ay, Dios mío, tenemos que conocernos y relajarnos juntas!’ Y así fue”, contó Bullock.
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La fiesta estuvo bien intensa, tanto que Aniston todavía recuerda cómo amaneció al día siguiente. “No sé qué le estaba dando, pero seguro era más fuerte que lo que ella me estaba dando”, bromeó Aniston sobre las copas que compartieron.
Desde ese día, su amistad se ha vuelto de las más fuertes en Hollywood, sin caer en la competencia entre ellas.
Todas queremos una amiga como Sandra Bullock
Además, Sandra demostró que es esa amiga que todas quisiéramos tener cuando habló de Jen: “Creo que su superpoder es que, aunque podría ser dura, en realidad es súper abierta. La gente quiere saber de ella, entender en qué momento está y desearle lo mejor”, contó con cariño.
Su conexión es tan cercana que hasta hacen sesiones de numerología juntas. Sí, se sientan, anotan sus fechas de nacimiento y se ponen a reflexionar y compartir cosas profundas. “Nada es solo para ella; siempre está repartiendo buena vibra”, agregó Bullock.
Y como buen chisme que no puede faltar (y que muchas veces une más a las amigas): las dos salieron, en diferentes épocas, con el actor Tate Donovan. Pero cero drama, al contrario, eso solo quedó como una anécdota divertida en una amistad que, según Sandra, se basa en “respeto, admiración y apoyo incondicional”.
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