Pedro Pascal ha conquistado Hollywood con su talento, carisma y una presencia magnética en pantalla que lo ha convertido en uno de los actores más queridos del momento. Desde su interpretación como Oberyn Martell en Game of Thrones, hasta su papel más famoso como Joel en The Last of Us, su ascenso parece imparable. Pero detrás de cada éxito, hay una historia profundamente humana marcada por una pérdida que transformó su vida (y su nombre) para siempre: la muerte de su madre, Verónica Pascal.

Una infancia diferente
Pedro Pascal nació en Chile, hijo de Verónica Pascal, una psicóloga infantil, y José Balmaceda, un médico especialista en fertilidad. Sus padres formaban parte del movimiento opositor a la dictadura de Augusto Pinochet, lo que los obligó a huir del país con Pedro de apenas nueve meses.
Primero se refugiaron en Dinamarca y luego en San Antonio, Texas, gracias a una oferta laboral. Más tarde, se instalaron en California, donde Pedro encontró su pasión por la actuación.

A los 11 años comenzó a tomar clases de arte dramático, y en 1993 ingresó a la prestigiosa Tisch School of the Arts de NYU. Pero mientras construía su carrera en Nueva York, su familia enfrentaba un escándalo que llevaría a su padre y a sus hermanos menores de regreso a Chile. Poco después, una tragedia lo marcaría para siempre.
La pérdida más grande de la vida de Pedro Pascal
En el año 2000, cuando Pedro tenía solo 24 años y luchaba por abrirse camino como actor, su madre se quitó la vida. Hasta ese momento, usaba el nombre artístico Pedro Balmaceda. Tras su fallecimiento, adoptó el apellido de su madre como homenaje: Pedro Pascal.
“Las circunstancias de su muerte hicieron muy difícil recordarla como la persona que fue. Me duele tanto… A veces siento mucha angustia y trato de lidiar con ella de la mejor manera posible, porque sé que mi madre no querría que lo hiciera de otra forma”, confesó a la revista Paula en 2017.

La pérdida no solo dejó un vacío emocional, sino que redefinió su relación con sus hermanos menores. “Ellos eran muy pequeños cuando ocurrió, así que, aunque no hubieran perdido a un padre, igual sentíamos la necesidad de protegerlos. No pensé ingenuamente que podía llenar ese espacio, pero siempre quise decirles: Estoy aquí”, contó en una entrevista reciente con Esquire.
El motor detrás de su éxito
Pedro ha sido claro: nada de lo que ha conseguido sería posible sin ella. “Siempre me apoyó. Sentía que sabía algo que yo no sabía. Nada de esto sería real si no fuera por ella”, dijo a People en 2020.
Incluso más de dos décadas después, sigue hablando con ella en los momentos clave. Durante los ensayos de Saturday Night Live, Pascal confesó haber hablado con su madre. “Le dije: Te amo. Te extraño. Gracias. Estoy asustado. Me encantaría que me ayudaras a creer en mí, porque sé que tú crees.”
“Ella era el amor de mi vida”, confesó Pascal a Paula. “Perder a la persona más importante, darte cuenta de que lo que más temes puede suceder… es un momento que no se puede explicar. Hay un antes y un después de su muerte.”
Así que si hoy tenemos la suerte de verlo brillar en pantalla, es gracias a su mamá que sigue siendo esa vocecita en su cabeza que le dice “sí puedes”. Y la verdad, eso solo hace que lo amemos aún más.
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