De Nickelodeon a DC: lo que nos contó María Gabriela de Faría
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De Nickelodeon a DC: lo que nos contó María Gabriela de Faría

La Gen Z probablemente la recordamos como Isa (Isa TKM y Isa TK+) o Mía en Grachi, pero María Gabriela de Faría está lista para conquistar la gran pantalla después de su debut en el Universo DC. Y es que, aunque ya haya sido parte de producciones de Hollywood, este julio la vimos en Superman como Angela Spica, The Engineer, una villana alimentada por nanotecnología que marca el arranque de la nueva era de James Gunn.

La actriz que comenzó su carrera en Nickelodeon Latinoamérica y ha brillado en proyectos como Deadly Class y The Exorcism of God (donde ganó Mejor Actriz) nos cuenta más sobre su trayectoria, cómo las telenovelas fueron su escuela, dar su salto más grande al transformarse en supervillana para abrir un nuevo capítulo del cine de superhéroes y todo lo que se viene.

maría gabriela de faría

Entrevista con María Gabriela de Faría

Estás haciendo tu debut en el Universo DC como Angela Spica, también conocida como The Engineer. ¿Cómo conectaste con el personaje por primera vez y cuál fue tu reacción al enterarte de que habías conseguido el papel?

¡No tenía ni idea de quién era The Authority ni The Engineer! Audicioné para la película con lo que parecían ser “dummy sides” (escenas falsas) y sin ninguna descripción del personaje. Cuando conseguí el papel y me mandaron el guion, leí que mi personaje se llamaba The Engineer — e inmediatamente lo busqué en Google. ¿¡Una superheroína!? ¿¡Voy a interpretar a una superheroína!? No lo podía creer.

Compré capas de Superman en Party City, fui a la oficina de mi agente y le regalé una también. Después caminé por mi cuadra con la mía puesta, como una niña. Estaba tan feliz.

Angela Spica es un personaje único y complejo, sobre todo con su cuerpo mejorado con nanotecnología. ¿Qué tipo de preparación —física, emocional o psicológica— hiciste para interpretarla?

Primero leí todos los cómics de The Authority que pude conseguir. Lo segundo que hice fue pedirle a mi agente que hablara con DC para empezar mi entrenamiento físico lo antes posible. No estaba en forma de superheroína, y sabía que quería hacer mis propios stunts— o al menos tantos como me permitieran. Necesitaba verme y sentirme como The Engineer. Sé que es una película y que los superhéroes no son reales, pero quería que el público me mirara y creyera “this girl can kick ass”.

Curiosamente, todas esas horas en el gimnasio con mi entrenador, Paolo Mascitti, también me ayudaron a entender la mente y el alma de The Engineer. Al fin y al cabo, ella tuvo que soportar un dolor mental y físico extremo para convertirse en quien es. Le mandaba videos desde el gimnasio a James Gunn con ideas de cómo podría caminar o hablar.

Y por supuesto, trabajé con mi coach de actuación, Ivana Chubbuck, para hacerla real para mí — para darle un objetivo más grande que la vida, algo que también fuera profundamente importante para mí. Así que fue realmente una mezcla de todo.

La película marca un nuevo capítulo para el Universo DC bajo la visión de James Gunn. ¿Cómo fue entrar en este mundo fresco y reimaginado, y cómo se sintió ser parte de algo tan fundamental?

Primero que nada, he sido fan de James Gunn desde hace años, así que haber sido elegida por él todavía me vuela la cabeza. Y saber que estamos iniciando este nuevo universo que se siente tan brillante, tan puro, tan divertido… definitivamente estoy en la lista de God’s favorites.

The Engineer borra la línea entre lo humano y lo máquina. ¿Interpretarla te hizo reflexionar sobre temas de identidad, control o humanidad en la era digital?

La humanidad en la era digital. Me encanta ChatGPT y creo que la IA llegó para quedarse, así que no lucho contra ella: trato de usarla de forma responsable e inteligente. Pero leí sobre un estudio preliminar del MIT que usó EEGs para escanear a 54 estudiantes mientras escribían ensayos durante meses — aquellos que usaban ChatGPT mostraban menos actividad cerebral, menor memoria y una escritura más robótica con el tiempo. Así que hay una línea delicada que todos tendremos que aprender a caminar.

Angela pasa por lo mismo. Ella es parte máquina — habla con las máquinas, las siente. Y mientras más usa sus poderes, más creo que va perdiendo su lado humano. Yo quería que ese lado humano peleara, y que el público lo viera. Esa es también mi lucha, de cierta forma. A veces me descubro intentando adormecer mis emociones — todxs lo hacemos. Ser un ser consciente puede ser abrumador, así que nos protegemos de sentir demasiado amor, demasiada alegría. En ese sentido, soy como Angela — todxs lo somos. Y todxs tenemos que seguir peleando por el humano que llevamos dentro.

¿Hay alguna escena o momento de la película que haya sido el más desafiante para ti, o el que más te emociona que el público vea?

Pffff… ¡todas mis escenas requerían una preparación intensa con el equipo de stunts o con James, así que estoy emocionada por todo! Pero probablemente la pelea en la Fortress of Solitude y la del campo de béisbol. Ambas fueron exigentes tanto física como emocionalmente — The Engineer pelea de una manera muy visceral, con toda la rabia y el miedo que lleva dentro. Fue divertido, pero un reto enorme para mí. Y las dos secuencias quedaron hermosas.

Comenzaste tu carrera como actriz siendo niña en Venezuela y te convertiste en un nombre reconocido en toda Latinoamérica antes de dar el salto al mercado estadounidense. Mirando atrás, ¿qué parte de ese camino sientes que te define más hoy?

Honestamente, todo. Cuando miro mi carrera ahora, no hubo un solo proyecto que no me trajera hasta aquí. Incluso los que pensé que fueron un error en su momento me moldearon de formas que no podía ver entonces. Todos me retaron de manera distinta y me ayudaron a crecer.

Si tengo que escoger un momento definitorio, probablemente fue protagonizar mi propia serie a los quince años y volverme famosa en Latinoamérica tan joven. Fue extremadamente duro, pero me dio una ética de trabajo que valoro hasta hoy.

Desde Deadly Class hasta The Exorcism of God, has explorado una amplia gama de géneros y personajes. ¿Qué es lo que te atrae de un papel y qué has aprendido de elegir proyectos tan variados?

Lo que me atrae de un proyecto es, honestamente, un sentido infantil de maravilla — ¡te lo juro! A veces me emociona una oportunidad y mi agente me pregunta: “¿Por qué este?” Y lo único que puedo decir es: “Porque creo que será divertido”.

Por ejemplo, el proyecto que acabo de terminar es un musical de una sola toma con canciones en español. Leí el guion y supe instantáneamente que quería hacerlo. No necesitaba hablar con el director ni saber nada más — mi instinto dijo que sí. Y fue la mejor experiencia de mi vida.

Has protagonizado más de 600 episodios de televisión — eso es una enorme cantidad de historias. ¿Qué crees que la gente no entiende sobre la resistencia o mentalidad que se necesita para sostener ese nivel de producción creativa?

Cuando haces telenovelas, tristemente se trata más de cantidad que de calidad — aunque tuve la suerte de trabajar con gente que sí se preocupaba por el contenido. Esa experiencia me convirtió en una máquina de trabajo. En Venezuela no usamos apuntadores internos como en otras producciones, así que tienes que memorizar todo, llorar en el momento, dar tus marcas. Es un entrenamiento intenso — le debo mi carrera a eso.

No veo para abajo a las telenovelas, para nada — estoy muy agradecida por ellas y fui genuinamente feliz haciéndolas. Pero también me alegra poder hacer cosas diferentes ahora.

¿Cuál ha sido el reto más sorprendente en tu transición de producciones latinoamericanas a Hollywood? ¿Interpretar a una villana en Superman cambió tu manera de verte como actriz, o incluso como persona?

Lo más sorprendente es que el trabajo es el trabajo es el trabajo. Lo que haces como actor no cambia solo porque de repente estás en una superproducción. Y es reconfortante descubrir que la gente en estas películas gigantes también son humanos, haciendo lo mejor que pueden. Eso me hizo sentir que la industria es más humana, más accesible en mi mente.

Y sí, interpretar a The Engineer cambió totalmente cómo me veo como profesional. Ahora confío mucho más en mí misma después de todo este entrenamiento y esta experiencia. También tuve la enorme suerte de que mi primera película de estudio fuera con James dirigiendo — él lidera los mejores sets y es una de las personas más genuinas y libres que he conocido. Odia las fachadas y me dio la libertad de ser igual de real y libre que él. Me hizo sentir más segura en mi propia piel — ese ha sido el mayor regalo.

Has construido una carrera entre culturas, idiomas e industrias. ¿Qué consejo le darías al talento joven latinoamericano que sueña con construir una carrera global en el entretenimiento?

Ufff… que lo hagan sin miedo. Hay mil razones para no hacerlo — tienes que pelear contra esa voz en tu cabeza que trata de mantenerte a salvo y evitar que tomes riesgos.

Yo diría que no hay arte sin miedo, así que mientras más rápido aprendas a sentirte cómoda con él, mejor. Y claro, nunca te sientas demasiado cómoda con el oficio. Estudia todo lo que amas. Aprende sobre ti misma — quién eres, por qué amas lo que amas. Cuando te conoces, nadie puede apartarte de tu verdad, y eso te va a ayudar muchísimo en el camino.

Finalmente, después de este gran salto al Universo DC — ¿qué es algo que todavía sueñas con hacer, ya sea profesional o personalmente?

Me encantaría protagonizar mi propia película de The Engineer. No creo que esté en los planes inmediatos de DC, pero me encantaría seguir desarrollándola — tiene mucho más que decir y es fascinante.

Y más que nada, me encantaría producir mis propias historias. Ya estoy trabajando en eso — adquirí los derechos de un libro que me encanta y estoy en las primeras etapas de buscar a los socios adecuados. Eso me emociona de verdad: poder crear en todos los niveles.

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