Si sientes que tu piel ya probó de todo, exfoliantes, serums, mascarillas y sigue sin verse uniforme o con ese glow que ves en TikTok, probablemente te falta probar uno de los ingredientes más subestimados del skincare, el ácido mandélico.
Este AHA (alfa hidroxiácido) derivado de las almendras amargas se ha vuelto el nuevo favorito de dermatólogas y amantes del cuidado de la piel por una simple razón, funciona sin irritar. Es perfecto si tienes piel sensible, manchas, textura irregular o simplemente buscas una exfoliación suave pero efectiva.
¿Qué es el ácido mandélico?
El ácido mandélico viene de las almendras amargas (sí, literal) y pertenece a la familia de los alfa hidroxiácidos (AHAs), los mismos que ayudan a exfoliar, hidratar y mejorar la textura de la piel. Pero a diferencia de otros, sus moléculas son más grandes, lo que significa que penetra más despacio y no causa tanto ardor ni enrojecimiento. En resumen, es el exfoliante químico para quienes temen a los exfoliantes químicos.
Sus beneficios (o por qué todas están hablando de él)
Es suave para la piel: ideal si tienes piel sensible, con rosácea o si simplemente te da miedo probar ácidos. Su fórmula trabaja despacio pero constante, logrando resultados visibles sin dejar la piel tirante o irritada.
Renueva y alisa: el ácido mandélico acelera la renovación celular, eliminando células muertas y dando paso a una piel más luminosa, uniforme y con ese glow saludable que antes solo conseguías con filtros.
Estimula el colágeno: sí, también ayuda a reafirmar y mantener la elasticidad de la piel, porque impulsa la producción de colágeno (ese que con los años se nos va escondiendo).
Combate acné y textura irregular: regula la grasa, limpia los poros y reduce la inflamación, lo que se traduce en menos granitos y piel más lisa. De hecho, hay estudios que muestran que puede ser tan efectivo como el ácido salicílico, pero con menos efectos secundarios. Un win total.
Aclara manchas y unifica el tono: el ácido mandélico también tiene un efecto despigmentante. Puede ayudar con manchas post-acné o melasma, suavizando el tono en tan solo unas semanas. Básicamente, un mini facial en frasco.
Cómo usarlo y nuestros productos favoritos
Como todo ácido, el secreto está en introducirlo poco a poco. Empieza aplicándolo una o dos veces por semana en la noche y observa cómo reacciona tu piel. Si todo va bien, puedes aumentar la frecuencia. Usa protector solar todos los días. Los ácidos, por más suaves que sean, dejan la piel más sensible al sol. Ah, y antes de agregarlo a tu rutina así como así, consulta a un dermatólogo o experto para asegurarte de que sea el match perfecto para tu tipo de piel.
Pro tip: evita combinarlo al inicio con otros activos potentes como retinol o ácido glicólico.






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