El look más popular entre las celebs y en las editoriales no es el contour clásico ni el cat eye, ¡es el blush! Pero no cualquier blush, sino la técnica de “champagne cheeks” que está dominando las pasarelas, los feeds y hasta The White Lotus.
Todo el mundo está pidiendo más blush, pero no hablamos del estilo de los 2000. La onda ahora es aplicarlo alto en los pómulos, casi como un highlighter. Así consigues un glow súper natural que levanta el rostro.
El truco está en el tono: un melocotón con un toque de naranja que, al aplicarlo, deja un brillo cálido y sutil, como si tu piel estuviera iluminada por champaña burbujeante. Loren Canby, MUA profesional, lo usó en Sarah Catherine Hook de The White Lotus, ¡y el resultado fue pura perfección! ¿El secreto? Colocarlo en la parte más alta de tus mejillas, justo donde la luz natural toca el rostro.
De la alfombra roja a tu beauty bag: champagne cheeks
Aunque parezca un look de editorial, champagne cheeks es sorprendentemente fácil de replicar. Lo importante es elegir productos con acabado luminoso y tonos que se adapten a tu subtono de piel. Los tonos durazno-dorados funcionan perfecto porque aportan calidez sin saturar, y se funden con la piel para un efecto de glow natural que no parece makeup.
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Para lograr este look, puedes optar por productos como el Líquido de Rare Beauty en “Joy” o el On-the-Glow Blush de Pixi en “Juicy”. Además, añadir un toque de highlighter sobre el blush le dará un efecto más luminoso y espumoso, porque como todo buen champagne, ¡cuanto más burbujeante, mejor!
Más glow, menos contour
El éxito de los champagne cheeks no es solo por lo bien que se ven—it’s a vibe. Después de años obsesionadas con contornos marcados y técnicas complicadas, esta tendencia nos invita a relajarnos, abrazar el brillo natural y dejar que la piel respire.
Es parte de una moda más grande donde la belleza se inspira en comida y sensaciones: desde el tomato girl makeup hasta el dirty martini glam. Pero a diferencia de esas tendencias pasajeras, el champagne blush tiene todo para quedarse. Es versátil, fácil y, simplemente, favorecedor.
Así que sí, esta primavera no se trata de esculpir, sino de resaltar. De verte fresca, como después de una buena siesta o una copa de mimosa al sol. Porque a veces, el mejor filtro es un toque de blush bien puesto.
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