Prepárate, porque el nuevo thriller psicológico de Netflix, The Ballad of a Small Player, tiene a todo el mundo preguntándose lo mismo: ¿qué acaba de pasar? Con Colin Farrell como el protagonista, la peli nos lleva al mundo de los casinos de Macao, donde el glamour y la perdición van de la mano.
Pero detrás de los trajes de terciopelo y las copas de champaña, se esconde una historia mucho más oscura sobre la culpa, la adicción y los fantasmas, literalmente.

¿Qué pasa en The Ballad of a Small Player?
Desde el primer minuto, el supuesto Lord Doyle parece un jugador británico de clase alta con más estilo que suerte. Pero pronto descubrimos la verdad. Su nombre real es Brendan Reilly, un abogado corrupto que robó casi un millón de libras a un cliente y huyó a Macao.
Ahí su vida se desmorona entre deudas imposibles, noches interminables de baccarat y un ego que se niega a aceptar la derrota. Justo cuando todo parece perdido, aparece Dao Ming, una prestamista enigmática que le ofrece pagar sus deudas y, tal vez, una última oportunidad de redimirse.
Durante el Festival de los Fantasmas Hambrientos (sí, existe), Doyle y Dao Ming pasan una noche juntos. Pero a la mañana siguiente, ella desaparece y deja en su mano una serie de números misteriosos.

El plot twist del final
Los números que Dao Ming escribió son en realidad el código de su escondite de dinero. Doyle lo usa (porque claro, no puede evitarlo) para apostar una vez más. Empieza a ganar sin parar, hasta que el gerente del casino le advierte que las cámaras lo muestran jugando con un fantasma a su lado.
Después de una última apuesta ganadora, Doyle decide pagar todas sus deudas y usar lo que queda para ayudar a Dao Ming… pero cuando llega a buscarla, le dicen que ella murió hace días.
En ese momento, Doyle comprende todo. Su “mala suerte” no era una maldición, sino una prueba. Y por primera vez, elige no apostar. En su lugar, quema el dinero como ofrenda a Dao Ming. Su forma de decir “nunca más”.
El director Edward Berger lo confirmó, Dao Ming regresa como un fantasma. Una especie de guía espiritual que intenta evitar que Doyle termine como las almas hambrientas que ella describe como espíritus condenados a desear más y más.

¿Está muerto Doyle?
Muchos fans creen que Doyle murió durante su ataque al corazón y que todo lo que vimos después ocurre en una especie de purgatorio o el “Reino de los Fantasmas Hambrientos” del que habla Dao Ming.
La película deja esa posibilidad abierta, como toda buena historia con moraleja, pero el director tiene una visión más esperanzadora. Dao Ming lo ayudó a encontrar “un camino hacia la liberación”, una oportunidad para romper el ciclo de la adicción y empezar de nuevo.
Durante los créditos, vemos a Doyle bailando con Cynthia Blithe (Tilda Swinton), la detective que lo perseguía. Una escena luminosa que Berger incluyó para liberar al público después de tanta tensión. Según él, es “una celebración de la vida, una pista de que Doyle podría tener un nuevo comienzo”.

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