La piel siempre ha sido un tema sensible para mí, digamos que la genética no fue tan generosa conmigo en ese aspecto.
Durante la adolescencia tuve acné y la única manera de controlarlo en esa época fue tomando isotretinoina, un medicamento retinoide que reduce drásticamente la producción de grasa en la piel. Como consecuencia de haberla tomado, mi piel quedó sensible y sumamente seca. Desde antes de los treinta ya tenía que usar cremas antiedad con fórmulas muy pesadas para lograr hidratarla y evitar esa sensación de piel acartonada, y que me pudiera durar el makeup sin absorberse a media hora.
Así pasaron muchos años, en los que traté de encontrar el skincare adecuado, el remedio milagroso o la dieta perfecta. Cada vez que iba a un facial, el diagnóstico era siempre el mismo: “Tienes la piel súper deshidratada”, “Te urge hidratación en la piel”, “¿Qué skincare utilizas?”. Ya me había resignado un poco a que mi piel era así, seca, y más bien intentaba enfocarme en buscar hacks para calmar esa sensación.

El mes pasado me invitaron a probar el protocolo de Relax and Refresh de la marca Galderma, el cual consiste en aplicar durante la misma sesión Skinboosters y Dysport (toxina botulínica). La combinación de ambos potencia los efectos, ya que actúan en conjunto y en armonía para rejuvenecer la piel de manera global. Mientras Dysport trata la causa muscular de las arrugas, los Skinboosters hidratan y mejoran la calidad de la piel, logrando que se vea más lisa, con menos poros y marcas, hidratándose de forma natural y sin perder expresión.
¿Y qué son los Skinboosters?
Existen diferentes tipos de ácido hialurónico y no todos sirven para lo mismo. Quizá lo primero que pienses al escuchar el término es en los fillers, pero en realidad existe Restylane Skinboosters, diseñado para mejorar 6 puntos clave en la piel: cicatrices de acné, uniformidad, líneas finas, tono, suavidad e hidratación profunda. A través de microinyecciones de ácido hialurónico, se hidrata la piel desde adentro, creando ese efecto de glass skin, como el que todas queremos, al estilo Hailey Bieber.
Los resultados empiezan a notarse aproximadamente a las 2 semanas del tratamiento, aunque la mejora en hidratación, textura y luminosidad puede ser más evidente a partir del primer mes. En cuanto a la duración, generalmente los efectos de los Skinboosters duran hasta 15 meses. Para mantener los resultados, se recomiendan sesiones de mantenimiento cada 6 a 12 meses, dependiendo de cada persona.

Puede sonar intenso, pero en realidad se aplica anestesia antes y es prácticamente indoloro.
Una vez que aplican los skinboosters vamos a la parte de Dysport (toxina botulínica)…
Seamos honestos, la toxina botulínica es un tema polarizado: hay quienes la aman y quienes la juzgan por completo. Creo que, en gran parte, esto se debe a que, siendo el tratamiento estético más popular, muchas veces cuando vemos a alguien que no se ve precisamente natural o con ese temido efecto pillow face, e inmediatamente lo atribuimos al abuso de toxina botulínica. Pero la realidad es que, si se aplica por un especialista y con la dosis correcta, puede ser un gran aliado anti-age o para corregir sutilmente ciertas áreas y condiciones de la cara y cuerpo.
Lo que hace es relajar los músculos responsables de las arrugas dinámicas (líneas que aparecen por los movimientos faciales, como sonreír o fruncir la frente), suavizándolas y logrando una apariencia más fresca y descansada en pocos días. Es totalmente preventivo y su efecto no es permanente; la duración depende del organismo de cada quien, así como de los hábitos que tengas. Puede durar entre 4 y 6 meses.

Lo más importante siempre es hacer estos procedimientos de la mano de un médico profesional y certificado que te cuide y guíe en el proceso, así como tener buenos hábitos y una rutina de skincare adecuada.
A menos de un mes de haberme hecho el tratamiento, estoy feliz con los resultados. Si me preguntas si lo volvería a hacer, la respuesta es 100% sí. Para la deshidratación y la textura de mi piel, fue un cambio total. Estoy convencida de que verte bien empieza, siempre, por sentirte bien, y la verdad es que nunca antes me había sentido tan cómoda con mi piel.
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