Por más que lo intentes ignorar, los Labubus ya te encontraron. Están colgando de bolsas de diseñador, invadiendo tu feed y apareciendo en stories de celebs como Rihanna, Dua Lipa y Lisa de BLACKPINK. Tiene dientes, orejas puntiagudas y una cara que parece salida de un cuento nórdico con poco presupuesto… pero también tiene algo que todas las it-girls quieren: estatus viral.
Lo que comenzó como un personaje ilustrado por el artista hongkonés Kasing Lung, parte de la serie The Monsters, se convirtió en un objeto de deseo gracias a su alianza con Pop Mart, una marca china famosa por sus juguetes en cajas sorpresa. Pero, ¿cómo pasó de ser un muñeco a convertirse en el accesorio más controversial del 2025?
De culto nicho a obsesión global
Labubu no llegó sola. Viene del mismo universo estético que nos dio a Hello Kitty, Sonny Angel y Gudetama: personajes con estética cute, pero con un twist. Sin embargo, lo suyo es más oscuro, más raro. La primera colección de keychains, “Exciting Macaron”, se lanzó en 2023 y el fenómeno explotó. Se volvió un símbolo de quien sabe, quien está en la conversación, aunque no le entiendas del todo a lo que estás viendo.
Depop reportó un aumento del 376% en búsquedas de Labubu desde diciembre. Y aunque Gen Z claramente encabeza la ola, no es la única audiencia.
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Parte del encanto de Labubu está en su contradicción. No es kawaii en el sentido clásico; es raro, incómodo, con carita de niño poseído… pero justo eso lo hace irresistible. Feo a primera vista, adorable a la segunda. Su éxito también refleja lo que está pasando con las tendencias actuales: nos encantan las cosas que rozan tanto el límite entre lo “feo”o “extraño” que se vuelven tendencia.
Además, en una era donde un par de lentes de lujo te cuesta $600 dólares, un Labubu de $25 suena como una forma más accesible de mostrar estilo, sentido del humor y pertenencia.
Sí, entendemos el odio a Labubu
Por supuesto, ningún fenómeno viral está completo sin su ejército de haters. Desde TikTok hasta Instagram, Labubu se ha convertido en el blanco de memes, skits y todo tipo de burlas que aseguran que caer en esta tendencia es lo peor que puedes hacer. Pero aquí está lo curioso: ese mismo odio solo le da más visibilidad. En la era de la atención digital, eso es oro puro.

Lo más divertido es ver cómo hay gente que dice odiar a Labubu… pero lo comenta con tanto detalle que queda claro que están súper enganchados. Y ese es justo el efecto: cuanto más lo odian, más se habla de él, más se viraliza. Por algo estás leyendo esto, o ya eres fan de Labubu, o simplemente estás aquí para entender qué onda con este fenómeno que parece sacado de otro mundo.
De hecho, la cuenta de Instagram que analiza tendencias @databutmakeitfashion lo explicó clarísimo: las búsquedas de Labubu están subiendo alrededor de 2% diario. Pero ojo, no todo es amor. La interacción positiva ha bajado un 15% en los últimos días, lo que sugiere que sí, estos juguetes están llamando la atención… pero no siempre por las razones correctas. ¿Que si toda publicidad es buena publicidad? En moda, muchas veces sí. Y Labubu lo está probando.
Labubu no necesita que lo ames, solo que tengas una opinión. Y en 2025, cuando lo más cool es tener una opinión sobre todo, Labubu es el juguete perfecto: raro, viral, adorable y un poco maldito. Seguro ya lo viste colgando de la bolsa de alguien en la Condesa… o tal vez, de la tuya.
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