Cuando alguien recibe un diagnóstico terminal, lo último que se espera es que decida volverse protagonista de su propia aventura sexual. Pero eso fue exactamente lo que hizo Molly Kochan. Su historia real, brutal e inspiradora, es el corazón de Dying for Sex, la nueva serie de Hulu y FX protagonizada por Michelle Williams y Jenny Slate, que ya está dando mucho de qué hablar.

La serie, basada en hechos reales, sigue los pasos de Molly, quien tras ser diagnosticada con cáncer en etapa IV, decide dejar a su esposo y vivir lo que ella describe como “su despertar sexual final”. Lo hace acompañada de su mejor amiga Nikki Boyer, con quien grabó un podcast que cambiaría sus vidas (y las nuestras) para siempre.
Un podcast que inspiró a millones
Todo comenzó en 2018. Molly ya había pasado por mastectomías, quimioterapias, reconstrucciones y diagnósticos devastadores. En ese momento, decidió que, si su cuerpo iba a fallarle, no dejaría que su deseo también muriera. Así nació Dying for Sex, el podcast que grabó con Boyer y que hoy es el alma de la serie.


En él, Molly narra sin filtros su “viaje sexual” tras dejar un matrimonio de 15 años, en busca de libertad, deseo y sentido. Desde encuentros en apps hasta besos en tiendas de donas, sus historias fueron tan costosas como profundamente humanas.
Grabado antes de que Molly fuera hospitalizada en 2018, el podcast Dying for Sex se convirtió en una cápsula íntima de humor, deseo y vulnerabilidad. Compartía encuentros inesperados y a veces arriesgados, como ella misma decía con crudeza: “¿Qué me van a hacer? ¿Matarme? Me estoy muriendo.”
Molly murió en marzo de 2019 a los 45 años, incluso desde la cama del hospital, siguió contando su historia. Ahí escribió Screw Cancer: Becoming Whole, publicado póstumamente junto con el podcast, que superó los cinco millones de descargas. El impacto fue tal que Elizabeth Meriwether, creadora de New Girl, colaboró con Boyer para llevar la historia a la pantalla.
La serie que tienes que ver: Dying for Sex
En la adaptación televisiva, Michelle Williams se transforma en Molly. A su lado, Jenny Slate da vida a Nikki, esa amiga que todos queremos tener cuando todo se desmorona. La química entre ambas es real, y no es casualidad: Boyer, la Nikki real, fue también productora ejecutiva de la serie.
Williams ha hablado sobre lo mucho que le impactó la historia de Molly: “Molly cambió las reglas,” dijo en una entrevista con Harper’s Bazaar. “Me gusta recordar su valentía como una práctica diaria.” Y esa valentía es justo lo que atraviesa cada escena de la serie: no es solo una historia de sexo, sino de libertad, amistad y despedida.
Para Nikki, producir el podcast y luego la serie fue una forma de mantener viva la voz de su amiga. “Todavía sentía que trabajaba con ella”, contó en una entrevista. Y se nota: Dying for Sex no es solo una serie para ver, es una historia para sentir.

Explora más en: Instyle.mx